Por: Laura Sthefany Cañón Ospina
Preparándome para evacuar el alma. Así empezó el día, o ya había empezado hace horas. Pero yo quería ser rebelde. Así que para mí empezó luego.
No recuerdo por qué terminé rozando el aire con los dedos y tampoco recuerdo por qué saqué de mi zapato una nota de ese joven que estudió medicina donde me decía que dejara de ser rebelde, que mañana habláramos, que no me pintara las uñas de verde… Y finalizaba con algo como esto: “A mí que no me hablen de revolución los que están vivos”, y yo pensé en ese mayo Francés y luego en esa dosis personal, y todo tuvo mucho sentido.
Hoy es mañana... continúa...
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